
Iglesia
Mozárabe
de
las Santas
Justa y Rufina.
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La Iglesia de
las Santas Justa y Rufina es una de las denominadas parroquias
mozárabes de Toledo, cuya existencia está acreditada documentalmente
desde 1.156. No obstante, determinados vestigios materiales revelan la
existencia en este lugar de una construcción islámica, que sin duda habría
que identificar con una mezquita. Hasta fecha muy reciente, el único
testimonio de la existencia de una construcción islámica consistía en
un fragmento de arco que, sobre una pilastra visigoda, se hallaba
empotrado en la fachada noroeste del templo. La reutilización de una
pieza de época anterior, unida a las características del despiece del
arco, permiten pensar en una obra islámica fechable en torno al siglo X.
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Una vez
consagrado el templo al culto cristiano, debió levantarse su ábside,
cuyas características formales llevarían a relacionarlo con el de la
Iglesia del Cristo de la Luz y, por lo tanto, a datarlo con una cronología
similar: Finales del siglo XII o comienzos del siglo XIII. De esta forma,
se insertaría en la primera fase del mudéjar toledano, definida por Gómez-Moreno.
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El ábside
desarrolla en planta un amplio semicírculo que adopta al exterior una
forma poligonal. Consta de dos cuerpos superpuestos, compuestos por arcos
de medio punto doblados y por arcos polilobulados que cobijan arcos de
herradura apuntados, rematados por un friso de ladrillos dispuestos en
esquinilla.
El interior es
semicircular, con paramentos lisos, realizados en mampostería encintada,
y restos de pintura mural.
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Este primer
templo cristiano estaba orientado al sureste, desconociéndose su
organización. No obstante, debió aprovechar parte de la estructura
preexistente y tal vez responda a ello la existencia de un claustro
(claustra o cementerio parroquial), adosado a uno de sus laterales,
identificable con un posible «sahn» o patio de abluciones.
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Las grandes
transformaciones del edificio llegaron a partir de 1.530, de la mano de
Alonso de Covarrubias. Las reformas, acometidas, muy posiblemente a
consecuencia de un incendio, modificaron la fisonomía anterior, cambiando
la orientación del templo en sentido noreste-suroeste, tal y como se
halla en la actualidad, al mismo tiempo que se triplicó el espacio que
ocupaba la antigua nave.
Las obras
continuaron durante esa centuria y la siguiente; entre los trabajos
realizados está documentada la ejecución de la techumbre de madera en
1536.
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Durante el siglo
XVII se realizaron nuevas reformas; entre ellas cabe citar la construcción
de dos arcos torales en el crucero de la capilla mayor, las de la portada
principal realizadas tras el incendio de 1.659 y las llevadas a cabo en la
puerta que daba al claustro datadas en el año 1.672.
La portada
principal se abre en arco rebajado de tres lóbulos, enmarcado por
columnas sobre podium y breve ático. Sobre ella se encuentran sendas
hornacinas con las imágenes de las santas, bajo un tejadillo.
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El espacio
interior se articula en una amplia nave con ábside poligonal al interior
y al exterior y tribuna a los pies, cubierta por armadura de madera. A
ella se abren capillas de diferentes tamaños y sistema de cubierta fruto
de las sucesivas remodelaciones. Tal es el caso de las situadas junto a la
cabecera, dispuestas al objeto de configurar un amplio espacio a modo de
transepto, si bien, la que merece especial interés es la que corresponde
al antiguo ábside mudéjar, anteriormente citado.
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En el siglo
XVIII el templo fue redecorado según el gusto neoclásico; en la
actualidad parte de esta decoración ha sido retirada, dejándose ver
elementos de las fases constructivas anteriores: La islámica y la
cristiana.
En
las capillas antes citadas se encuentran hoy día algunas de las
imágenes Titulares de las Cofradías que forman parte de la Semana
Santa
Toledana, como el Stmo. Cristo de la Misericordia y Soledad de los
Pobres, de la Hermandad de la Caridad.
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El
el ábside antes se ha citado, de estilo mudéjar, que data del siglo XII, se
encuentra el Stmo. Cristo del Descendimiento. .
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El paso es uno de los
denominados de “escena”, representa
el descendimiento de la cruz por parte
de José de Arimatea y Nicodemo, que se sitúan a lo alto de las
escaleras colocadas tras la cruz. Uno desclava la mano izquierda,
mientras el otro sujeta, mediante una venda, el peso del cuerpo del
Redentor. Al pie de la cruz, la Madre sujeta y muestra la corona de
espinas y el clavo de la mano derecha de su Hijo. Toda la escena es
observada de pie por San Juan y María Magdalena, que lleva en sus manos
una copa con perfume para embalsamar el Cuerpo yacente.
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Frente
a la capilla formada por el ábside, se
encuentra una capilla tras uno de los dos arcos torales construidos en
la reforma durante el siglo
XVII, en esta capilla se encuentra en la actualidad la Venerada Imagen de
Ntra. Sra. de la Soledad, que acompañada por su cofradía, todos los
Viernes de Dolores abre junto a el millar de mujeres que la acompañan,
los cortejos procesionales de la Semana Santa toledana.
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Junto a la
cabecera del templo, al lado del antiguo ábside mudéjar se encuentra
la capilla en la que se venera y rinde culto durante todo el año la
Venerada Imagen de Nuestra Señora de las Angustias, una capilla con las
paredes y una cúpula decoradas con bellas y trabajadas yeserías, y un
retablo de madera dorada.
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